Irreverentes
bañan tus glaciares
el azul de
un cielo místico.
Es Babel
inalterada,
colosal fuerza
majestuosa
atraviesa
puertas de un mundo sideral.
Toda
omnipotencia de esta tierra es pequeña,
incapaz de
levantar su cabeza al Chimborazo,
Padre
Nuestro,
de los
montes y volcanes.
Inoculada
quedó la sangre de los héroes
al fijar
su mirada en esas cimas,
valientes
forjaron libertades
con la
victoria como cenit
y el
ímpetu contagiado de tus bríos.
No sabré
que será tocar el firmamento
plantada en
la magia de tu cumbre,
aun así
entiendo tu idioma
que
infundió a Bolívar su delirio.
Bastaría
con mecerme en tus faldas
y después,
volver a
Riobamba
con los
trozos de tu hielo inquebrantable
besando el
Caribe de esta piel
domesticada
de sierra
embrujada
de ti.
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