pero me delata el artista que sabe de romance
y me encuentro en el enredo de un escape ficticio
viajando en lo absurdo de sus notas.
¿Y si ahogo la imagen de tu rostro perfecto,
la sonrisa de niño pintada en las paredes y
el pelo enredado entre tus dedos?
Viajo al mar para dejarlos ir.
Que pasen de largo en su trayecto.
Que se pierdan en el ruido de la calle.
Pero las olas regresan tu fotografía,
en la vereda la detiene un hada con estrellas,
la calle se queda en silencio cuando pasa
y me encuentro nuevamente revolviendo
la esquina tranquila en su reposo.
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