( A Vicente Palop)
En este
viaje
vivimos encuentros
fugaces,
los
lleva el viento a la inconciencia;
no
regresan,
desvanecen
en arena.
Pero hay
encuentros que se quedan para siempre.
Se vuelven
luz en rincones olvidados.
Elocuencia
de vida en el despertar.
Maravillas
que se ven en el ocaso.
Lluvia sin paraguas enseñando libertad.
El tuyo es
un encuentro fortuito,
pero jamás
pasajero,
nunca
fugaz.
Al fin y
al cabo vamos juntos
en este
magnífico tren de destinos diversos
sin
cálculo posible.
Por eso no
te irás,
Te quedas:
En las
ideas que revolotean el horizonte que nos une.
En el vino intenso de historias.
En la
bondad pintada en tu rostro
y la
ternura de tus ojos
En la
música que aflora de tus manos
Y en tu
palabra precisa de sabiduría.
Todo queda,
en el
corazón de cada uno,
en el mío.
Poco
tiempo para tanta riqueza,
sin
embargo…
aquí estarás
instalado,
imperecedero,
Eterno.