Preciso no gritar tu consigna,
aunque estemos en el hondo pozo de estas
horas
y bebamos hasta embriagarnos de desdichas.
No cambiaré odio por odio,
disparos por fuego en barricadas,
ni borraré insultos para componer otros más.
Resisto:
al empeño de actuar como enemigos,
a la negación de tu verdad, la mía y la del
otro,
a mirar de un solo modo este universo,
a encontrar un color en mis razones.
Preciso no gritar tu consigna:
no me seduce la violencia
el insulto,
los
árboles cortados,
el incendio en las calles,
gases llenando pulmones de niños,
aulas llenas de ausencia,
perdigones a quemarropa
santamarías muertas,
familias cargadas de temor,
rumores manchando la verdad.
Un extremo se toca con el otro.
A fin de cuentas